jueves, 16 de octubre de 2014

5 alimentos que fortalecen el sistema inmunológico



5 alimentos que fortalecen el sistema inmunológico
Redacción BBC Mundo

¿Sufres de resfríos y gripes con más frecuencia de la que te gustaría? Quieres evitarlos, pero sin recurrir a químicos o a vitaminas adicionales.
Si es el caso, existen varios alimentos que refuerzan las defensas del organismo para combatir enfermedades y ganarle la batalla a bacterias y virus.

A continuación, te presentamos una lista de cinco alimentos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico.

Moluscos
Estos animales marinos, que pueden estar desnudos o cubiertos por una concha, contienen zinc, un elemento esencial para las células del sistema inmunológico.
Las gambas tienen zinc, elemento esencial para células que responden a las enfermedades.
Según un artículo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, cuando en el cuerpo humano existe una deficiencia de este químico, las células T (o linfocitos), que coordinan la respuesta inmune celular, dejan de funcionar como es debido.
Sin embargo, es importante tener que en cuenta que el exceso de esta sustancia puede inhibir el mecanismo que defiende al organismo de las enfermedades.
Según el Servicio de Salud Nacional de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés), la cantidad de zinc recomendada diariamente para las mujeres se encuentra entre 4 y 7 miligramos y para los hombres entre 5 y 9 miligramos.

Yogur
Al igual que otros productos lácteos fermentados, este alimento tiene probióticos, también conocidos como "bacterias buenas".
Los productos lácteos fermentados tienen "bacterias buenas".
Se definen como microorganismos vivos que, cuando se administran en la cantidad adecuada, son capaces de regular la respuesta inmune, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Los probióticos tienen varios beneficios para los seres humanos, entre ellos la prevención de resfriados y gripes, o la disminución de la severidad de los síntomas si la enfermedad no se puede evitar, de acuerdo a un artículo de la Clínica Mayo, en Estados Unidos.
Según el mismo documento, las "bacterias buenas" también ayudan a prevenir infecciones vaginales, del tracto urinario y aceleran la recuperación de ciertas infecciones intestinales, como el síndrome del intestino irritable.

Ajo
En pruebas realizadas en laboratorios, investigadores han comprobado que el ajo tiene propiedades que permiten combatir las infecciones, las bacterias, los virus y los hongos.
El ajo tiene propiedades que permiten combatir infecciones y virus.
Aunque se necesitan más estudios para determinar los beneficios específicos de esta planta en los seres humanos, una investigación realizada en países del sur de Europa encontró un vínculo entre la frecuencia en el consumo de ajo y cebolla y un riesgo menor en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Según WebMD, un sitio web estadounidense con información acerca de aspectos relacionados con la salud, el ajo tiene una variedad de antioxidantes que ataca a los "invasores" del sistema inmunológico.
"Uno de sus blancos es el Helicobacter Pylori, una bacteria asociada con algunas úlceras y con el cáncer de estómago".

Cereales
Varios estudios científicos sugieren que la deficiencia de vitamina B6, que se encuentra en la avena, el germen de trigo y el arroz, disminuye la respuesta del sistema inmunológico.
La vitamina B6 se encuentra en cereales como el trigo y la avena.
Un ejemplo de esta situación, según un artículo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en EE.UU., es la capacidad que tienen los linfocitos de madurar y transformarse en varios tipos de células T y B.
El suplemento moderado de cantidades que permitan nivelar la deficiencia de vitamina B6, restaura el funcionamiento del sistema inmune.

Frutas cítricas
Según un artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., los refriados de la gente que consume vitamina C regularmente pueden durar menos tiempo y sufrir de síntomas menos severos.
La vitamina C puede ayudar a que la gripe dure menos.
Adicionalmente, la vitamina C es importante para la formación de proteínas que se usan en la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos.
También ayuda a la cicatrización de heridas y a la reparación de cartílagos, huesos y dientes

Tomado de : http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/10/141015_salud_alimentos_fortalecen_sistema_inmunologico_kv

jueves, 9 de octubre de 2014

El mejor regalo, horas de juego



La mayoría de los niños no necesitan más juguetes, sino más tiempo para jugar. Tan importante como el inglés o la informática es aprender a negociar, deducir, ponerse en el lugar de otros y divertirse

 MARTA ESPAR
11 DIC 2010 - 16:37 CET

Deja de jugar y ponte a hacer los deberes". "Deja de jugar que hay que ir a clase de inglés". Son frases que resuenan en casi todas las casas. Solo los menores de seis y siete años parecen autorizados para jugar. A partir de esa edad, con el aprendizaje de la lectura y la escritura y la aparición de las actividades extraescolares, niños y niñas empiezan a sustituir muñecas y puzzles por deberes y pantallas.

Jugar parece ser, para muchos adultos de su entorno, una pérdida de tiempo. Gran error, advierten los expertos, porque en la segunda infancia y la preadolescencia los juegos cooperativos, de reglas y de imitación permiten aprender y ejercer habilidades como negociar, debatir, razonar, mejorar destrezas o ponerse en la piel del otro. Habilidades que no se suelen enseñar en una clase de inglés o de informática.

Y además lo hacen divirtiéndose y mejorando su autoestima, aspectos clave para entrar en la adolescencia más seguros de sí mismos.

Si a su hijo o hija solo le interesan las pantallas es porque seguramente no le ha ofrecido alternativas, dicen los expertos. "Haberlas, hay muchas, siempre que la carta a los Reyes Magos no se convierta en una mera lista de la compra", asegura María Costa, directora del departamento de pedagogía del Instituto Tecnológico del Juguete (Aiju). Después de analizar durante dos años los hábitos y perfiles sociales de los niños europeos en un informe llamado The now generation, los investigadores de Aiju aseguran que los pequeños de hoy están acostumbrados a las respuestas rápidas y las gratificaciones inmediatas, pero siguen gustándoles las sorpresas.

Y hoy día, recuerda Costa, en el mercado existen juegos de construcción, manualidades, de mesa o predeportivos con enormes posibilidades para su desarrollo. "Pero lo más importante, además de ofrecerles materiales interesantes, es darles tiempo y espacio para jugar, y compartirlo con ellos", argumenta. O sea, que si desea hacer un regalo a su hijo, pídales a los Reyes Magos que les traigan tiempo y espacio para jugar con ellos, o para que puedan hacerlo solos o en compañía de otros niños. Mejorará el clima familiar y la salud mental de toda la familia. Diversos estudios de ámbito internacional certifican que el juego en la segunda infancia y la preadolescencia disminuye la aparición de conductas antisociales y agresivas, y mejora la adquisición de habilidades cognitivas tan importantes como el lenguaje y la resolución de problemas.

Todas las modalidades tienen beneficios. Costa insiste en que jugar solo, en todas las edades, permite al niño practicar el uso del lenguaje en voz alta y entrar en un mundo de creatividad e imaginación sin límite. Un juego de mesa compartido en familia, cuando los niños ya son más mayorcitos, "ayuda a crear y mantener vínculos y mejora la comunicación en familia", y los juegos cooperativos, con otros niños, sean los típicos de mesa, como las cartas, o de estrategia, o de tipo motriz, como el fútbol, les dotan con recursos clave para su desarrollo social y cognitivo, como razonar, resolver problemas, deducir, observar y aceptar la posición del otro.

"El juego, a cualquier edad, permite la digestión de aprendizajes", añade Imma Marín, presidenta en España de la Asociación Internacional por el Derecho de Niños y Niñas a Jugar (IPA). "Hacia los 10 años aparece también otro aspecto muy importante que consiste en fomentar sus recursos y hábitos lúdicos para la vida en general", explica. Y añade: "Si queremos que cuando entren en la adolescencia disfruten de un ocio de calidad, más allá de fumar o ir a la discoteca, tenemos que ayudarles a buscar recursos y posibilitar que hayan experimentado ya lo bien que uno se lo puede pasar con cualquier juego de reglas". Marín, que también dirige la consultoría pedagógica Marinva, argumenta que fomentar esta actitud lúdica ante las vicisitudes de la vida va a ser de gran valor para su salud mental.

Sin embargo, a partir de los siete u ocho años, el juego empieza a pasar a un segundo plano y se exige a los niños una serie de obligaciones sociales para las que todavía están poco preparados. El estrés infantil y la presión sobre los niños crece. Los pediatras también lo observan en sus consultas: "A partir de cierta edad vemos cómo aumenta el número de actividades extraescolares, algunas de su agrado y otras no, mientras que se reduce el tiempo y el espacio que tienen para jugar", aclara Jordi Pou, jefe del servicio de pediatría y urgencias del hospital universitario Sant Joan de Déu de Barcelona y coordinador del Comité de Accidentes y Prevención de Lesiones de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

"Jugar no deja de ser su tiempo de ocio, y los niños han de tener tiempo para hacer lo que les apetezca". Pou explica que, en general, en las consultas se observa una mayor tendencia a somatizaciones, como dolores de cabeza o de barriga sin causa fisiológica, y si el estrés se acentúa, incluso cuadros de depresión infantil y ansiedad.

Cada edad, un reto

- 0-12 meses. Juegos sensoriomotores, como alfombras de juego interactivo, peluches, correpasillos, juguetes con sonido, espejos y CD de música.
- 1-3 años. A los sensoriomotores se añaden los primeros juegos de imitación, como muñecos y sus accesorios, vehículos con personajes para acoplar, garajes, teléfonos; y los de construcción, como piezas fáciles de encajar y los primeros puzzles.
- 3-6 años. Juegos motores, como caleidoscopios, peonzas, patinetes, bicicletas, pelotas; simbólicos, como casas y castillos para jugar dentro, muñecas y accesorios, teatros, magnetófonos, materiales para pintar y modelar; construcciones, como puzzles de 30 a 50 piezas; los primeros juegos de reglas, como juegos de azar y de memoria, y de puntería, como bolos o anillas; y los primeros juegos tecnológicos, como cuentos interactivos.
- 6-8 años. Juegos motores, a los que se añaden cuerdas para saltar, malabares, zancos y cometas; simbólicos, instrumentos musicales y pastas para modelar; construcciones, a los que se suman montajes electrónicos o mecánicos; de reglas, como los de mesa (con estrategias y recorrido), de habilidad (como de precisión y magia) y deportivos; tecnológicos, videojuegos, CD para PC...
- 8-11 años. Motores, patines y monopatines, zancos y malabares más sofisticados; simbólicos, como escenarios, vehículos teledirigidos y trenes eléctricos; construcciones, como puzzles de más de 500 piezas, experimentos científicos, estampación; de reglas, como de mesa de razonamiento y azar, de precisión y magia, y deportivos; videojuegos de acción, plataformas, aventura, estrategia, simulación y sociales.
- 11-14 años y más. Motores, más sofisticados; simbólicos, karaoke, pistas spot, vehículos teledirigidos; construcciones, montajes con sensores y mecánicos, de creación artística; de reglas, de sociedad o mesa, de habilidad o deportivos (puntería y pelota); videojuegos, juegos para móvil, mp3 e Internet.

Fuentes:
Marinva, consultoría pedagógica especializada en educación y comunicación a través del juego (http://www.marinva.es/) y Guía del juguete de AIJU (http://www.guiadeljuguete.com/). Más información en: Ludomecum (http://www.ludomecum.com/)
Tomado de: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2010/12/11/actualidad/1292022002_850215.html