martes, 16 de agosto de 2016

¿Qué comparten las mejores escuelas de los mejores sistemas educativos?

Finlandia del Sur ¿Qué comparten las mejores escuelas de los mejores sistemas educativos?

Alfredo on Nov 18, 2014 

Finlandia del Sur ¿Qué comparten las mejores escuelas de los mejores sistemas educativos?

Ya lo sé. Finlandia del Sur no es un país. Sin embargo ¿adivinas qué trasnformaciones han emprendido las escuelas más innovadores y con mejores resultados, que se están desarrollando en la actualidad tanto en Finlandia como en Corea del Sur? Ambos países vienen ocupado los primeros puestos en las evaluaciones PISA durante los últimos años y de nuevo, han coincidido para animar a sus escuelas a crecer hacia un objetivo común.

Kedi significa Korean Educational Development Institute. Se trata del Instituto para el desarrollo educativo de Corea del Sur, el país con las mejores resultados académicos del mundo. La sede del Kedi es el epicentro de la innovación educativa internacional. Un espacio coherente con su naturaleza asiática, que avanza silencioso pero implacable y con una claridad meridiana hacia la transformación de las escuelas en todo el país.

En el 2013, los objetivos del Kedi apuntaron hacia dos direcciones. Por un lado, buscan implementar programas de personalización del aprendizaje gracias a la integración tecnológica. El Kedi hace años que vienen desarrollando un modelo digital basado en la creación de contenidos propios que permita a los profesores desarrollar estrategias de blended learning integradas con proyectos. Sus iniciativas pretenden expandir el espacio potencial de aprendizaje al tiempo que ofrecen una mayor autonomía a los alumnos. Se trata de un modelo muy semejante al que conocimos con Kunskapsskolan.

En segundo lugar, el Kedi está tratando de generar comunidades de aprendizaje protagonizadas por los alumnos. Empezaron por crear proyectos que nacieran desde las propias necesidades del entorno. Unieron desafíos relacionados con el transporte público, el autobús escolar o la biblioteca con el modelo de aprendizaje basado en proyectos y dinámicas de Blended learning. De este forma crearon soluciones concretas que se presentaban a las autoridades locales. En la actualidad, tratan de mejorar el modelo integrando un mayor tiempo de trabajo individual y en equipo con los alumnos, a quienes permiten más autonomía en la elección de espacio y tiempos. Por otro lado han desarrollado un catálogo de actividades culturales y participativas alrededor del currículo. El objetivo es que los centros se transformen en el punto de referencia social y cultural de las familias. El Kedi quiere diseñar las mejores escuelas del mundo apoyándose en la personalización del aprendizaje integrando ABP y tecnología, y buscando la vinculación escolar en comunidad.

En Finlandia todo el mundo habla de InnoomiaDesde su nacimiento en el 2011 es la nueva palabra de moda. Innoomia es una escuela21 en la ciudad de Espoo, al noroeste de Helsinki. Su proyecto educativo prima el aprendizaje basado en proyectos con estrategias de blended learning gracias a su estructura digital. La participación de profesionales del mundo laboral y su vinculación con proyectos y estrategias creativas del Pensamiento de Diseño forma parte de su día a día.

Han firmado acuerdos con empresas dando a sus estudiantes roles como aprendices y emprendedores reales, más que como estudiantes o alumnos.
En su diseño, han abierto por completo los espacios y han apostado por una organización modular del horario con un estilo similar a Ørestad Gymnasium. Sin embargo, la mayor parte del día los alumnos eligen cómo y sobre qué área trabajar concertando su plan personalizado de aprendizaje con los profesores. Estos planes se presentan en comunidad.

Cada alumno suele hacer presentaciones abiertas al público con frecuencia y busca que los proyectos estén relacionados con su entorno local, pero pensando en un impacto global. Los alumnos participan en las decisiones organizativas y de gestión escolar que en ocasiones, se deciden por votación. También muchos de sus alumnos crean sus propios talleres extraescolares en los que participan estudiantes de otras escuelas. La vida de los alumnos gira en torno a la comunidad Innoomia.

Innoomia no es un centro común, a ellos les gusta definirse como un centro de emprendimiento, un hub, para el que no acaban de encontrar un nombre porque no se sienten como una escuela. Ciertamente les viene mejor el nombre de escuela21

Tomado de: http://www.escuela21.org/finlandia-del-sur-que-comparten-las-mejores-escuelas-de-los-mejores-sistemas-educativos-del-mundo/


El mejor regalo, horas de juego

La mayoría de los niños no necesitan más juguetes, sino más tiempo para jugar. Tan importante como el inglés o la informática es aprender a negociar, deducir, ponerse en el lugar de otros y divertirse

Deja de jugar y ponte a hacer los deberes". "Deja de jugar que hay que ir a clase de inglés". Son frases que resuenan en casi todas las casas. Solo los menores de seis y siete años parecen autorizados para jugar. A partir de esa edad, con el aprendizaje de la lectura y la escritura y la aparición de las actividades extraescolares, niños y niñas empiezan a sustituir muñecas y puzzles por deberes y pantallas.

Jugar parece ser, para muchos adultos de su entorno, una pérdida de tiempo. Gran error, advierten los expertos, porque en la segunda infancia y la preadolescencia los juegos cooperativos, de reglas y de imitación permiten aprender y ejercer habilidades como negociar, debatir, razonar, mejorar destrezas o ponerse en la piel del otro. Habilidades que no se suelen enseñar en una clase de inglés o de informática.

Y además lo hacen divirtiéndose y mejorando su autoestima, aspectos clave para entrar en la adolescencia más seguros de sí mismos.

Si a su hijo o hija solo le interesan las pantallas es porque seguramente no le ha ofrecido alternativas, dicen los expertos. "Haberlas, hay muchas, siempre que la carta a los Reyes Magos no se convierta en una mera lista de la compra", asegura María Costa, directora del departamento de pedagogía del Instituto Tecnológico del Juguete (Aiju). Después de analizar durante dos años los hábitos y perfiles sociales de los niños europeos en un informe llamado The now generation, los investigadores de Aiju aseguran que los pequeños de hoy están acostumbrados a las respuestas rápidas y las gratificaciones inmediatas, pero siguen gustándoles las sorpresas.

Y hoy día, recuerda Costa, en el mercado existen juegos de construcción, manualidades, de mesa o predeportivos con enormes posibilidades para su desarrollo. "Pero lo más importante, además de ofrecerles materiales interesantes, es darles tiempo y espacio para jugar, y compartirlo con ellos", argumenta. O sea, que si desea hacer un regalo a su hijo, pídales a los Reyes Magos que les traigan tiempo y espacio para jugar con ellos, o para que puedan hacerlo solos o en compañía de otros niños. Mejorará el clima familiar y la salud mental de toda la familia. Diversos estudios de ámbito internacional certifican que el juego en la segunda infancia y la preadolescencia disminuye la aparición de conductas antisociales y agresivas, y mejora la adquisición de habilidades cognitivas tan importantes como el lenguaje y la resolución de problemas.

Todas las modalidades tienen beneficios. Costa insiste en que jugar solo, en todas las edades, permite al niño practicar el uso del lenguaje en voz alta y entrar en un mundo de creatividad e imaginación sin límite. Un juego de mesa compartido en familia, cuando los niños ya son más mayorcitos, "ayuda a crear y mantener vínculos y mejora la comunicación en familia", y los juegos cooperativos, con otros niños, sean los típicos de mesa, como las cartas, o de estrategia, o de tipo motriz, como el fútbol, les dotan con recursos clave para su desarrollo social y cognitivo, como razonar, resolver problemas, deducir, observar y aceptar la posición del otro.

"El juego, a cualquier edad, permite la digestión de aprendizajes", añade Imma Marín, presidenta en España de la Asociación Internacional por el Derecho de Niños y Niñas a Jugar (IPA). "Hacia los 10 años aparece también otro aspecto muy importante que consiste en fomentar sus recursos y hábitos lúdicos para la vida en general", explica. Y añade: "Si queremos que cuando entren en la adolescencia disfruten de un ocio de calidad, más allá de fumar o ir a la discoteca, tenemos que ayudarles a buscar recursos y posibilitar que hayan experimentado ya lo bien que uno se lo puede pasar con cualquier juego de reglas". Marín, que también dirige la consultoría pedagógica Marinva, argumenta que fomentar esta actitud lúdica ante las vicisitudes de la vida va a ser de gran valor para su salud mental.

Sin embargo, a partir de los siete u ocho años, el juego empieza a pasar a un segundo plano y se exige a los niños una serie de obligaciones sociales para las que todavía están poco preparados. El estrés infantil y la presión sobre los niños crece. Los pediatras también lo observan en sus consultas: "A partir de cierta edad vemos cómo aumenta el número de actividades extraescolares, algunas de su agrado y otras no, mientras que se reduce el tiempo y el espacio que tienen para jugar", aclara Jordi Pou, jefe del servicio de pediatría y urgencias del hospital universitario Sant Joan de Déu de Barcelona y coordinador del Comité de Accidentes y Prevención de Lesiones de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

"Jugar no deja de ser su tiempo de ocio, y los niños han de tener tiempo para hacer lo que les apetezca". Pou explica que, en general, en las consultas se observa una mayor tendencia a somatizaciones, como dolores de cabeza o de barriga sin causa fisiológica, y si el estrés se acentúa, incluso cuadros de depresión infantil y ansiedad.

CADA EDAD, UN RETO
- 0-12 meses. Juegos sensoriomotores, como alfombras de juego interactivo, peluches, correpasillos, juguetes con sonido, espejos y CD de música.

- 1-3 años. A los sensoriomotores se añaden los primeros juegos de imitación, como muñecos y sus accesorios, vehículos con personajes para acoplar, garajes, teléfonos; y los de construcción, como piezas fáciles de encajar y los primeros puzzles.

- 3-6 años. Juegos motores, como caleidoscopios, peonzas, patinetes, bicicletas, pelotas; simbólicos, como casas y castillos para jugar dentro, muñecas y accesorios, teatros, magnetófonos, materiales para pintar y modelar; construcciones, como puzzles de 30 a 50 piezas; los primeros juegos de reglas, como juegos de azar y de memoria, y de puntería, como bolos o anillas; y los primeros juegos tecnológicos, como cuentos interactivos.

- 6-8 años. Juegos motores, a los que se añaden cuerdas para saltar, malabares, zancos y cometas; simbólicos, instrumentos musicales y pastas para modelar; construcciones, a los que se suman montajes electrónicos o mecánicos; de reglas, como los de mesa (con estrategias y recorrido), de habilidad (como de precisión y magia) y deportivos; tecnológicos, videojuegos, CD para PC...

8-11 años. Motores, patines y monopatines, zancos y malabares más sofisticados; simbólicos, como escenarios, vehículos teledirigidos y trenes eléctricos; construcciones, como puzzles de más de 500 piezas, experimentos científicos, estampación; de reglas, como de mesa de razonamiento y azar, de precisión y magia, y deportivos; videojuegos de acción, plataformas, aventura, estrategia, simulación y sociales.
11-14 años y más. Motores, más sofisticados; simbólicos, karaoke, pistas spot,vehículos teledirigidos; construcciones, montajes con sensores y mecánicos, de creación artística; de reglas, de sociedad o mesa, de habilidad o deportivos (puntería y pelota); videojuegos, juegos para móvil, mp3 e Internet.

Fuentes:
Marinva, consultoría pedagógica especializada en educación y comunicación a través del juego (http://www.marinva.es/) y Guía del juguete de AIJU (http://www.guiadeljuguete.com/). Más información en: Ludomecum (http://www.ludomecum.com/

Toamdo de: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2010/12/11/actualidad/1292022002_850215.html


Por qué la leche materna no se puede sustituir por nada

La leche humana contiene más de doscientos azúcares distintos, cuatro veces el de la leche de vaca, que ayudan a que el niño desarrolle su sistema inmune


La OMS recomienda seis meses de lactancia exclusiva

La OMS recomienda seis meses de lactancia exclusiva CONSUELO BAUTISTA


A simple vista, la leche materna puede parecer un alimento más, especialmente nutritivo, quizá, o mejor adaptado a las necesidades del bebé, pero poco más. Sin embargo, la percepción es errónea. Durante millones de años de evolución, ese líquido se ha perfeccionado para convertirse, además de en un alimento fundamental, en una vía de comunicación por el que la madre transmite a su hijo herramientas críticas para su supervivencia. Dar el pecho reduce la mortalidad infantil y las infecciones, y se ha relacionado con un menor riesgo de obesidad. Y los beneficios para la salud también alcanzan a la madre, a quien la lactancia protege frente al cáncer de mama.

La importancia de la leche materna en el desarrollo humano la convierte en un interesante elemento de estudio, pero su complejidad hace que los científicos aún no hayan sido capaces de desentrañar sus secretos. “La leche materna es tan compleja y tan rica en factores bioactivos (proteínas que estimulan el sistema inmune, proteínas antimicrobianas, anticuerpos…) que no se puede sustituir con ninguna versión artificial”, explica Thierry Hennet, investigador del Instituto de Fisiología de la Universidad de Zurich (Suiza). Hennet, que acaba de publicar una revisión sobre los esfuerzos para comprender este producto en la revista Trends in Biochemical Sciences, añade que la “producción de una fórmula infantil que incluya todos los constituyentes de la leche materna sería tan cara que nadie podría permitírsela”.

El periodo fundamental de la lactancia es el primer mes, cuando ayuda a formar el sistema inmune del bebé

La leche que produce la madre va cambiando para adaptarse al desarrollo del bebé. Por un lado, varía la cantidad. Al principio, cada pecho produce, de media, 450 gramos de leche diarios. Quince meses después, dependiendo de la frecuencia con que se dé de mamar, la producción diaria puede alcanzar los 200 gramos. Además, cambia la composición. Una de las funciones básicas de la leche materna es construir el sistema inmune del bebé. Esta tarea ya se había descrito en 1903 y se vinculó a la presencia de anticuerpos en la leche. Ahora se sabe también que la cantidad de anticuerpos maternos es mucho mayor durante el primer mes de vida del bebé. Después, cuando el pequeño ya ha empezado a construir sus propias defensas, el porcentaje de anticuerpos de la madre en la leche cae un 90%.

La complejidad a la que se refiere Hennet se puede asociar a las más de 200 diferentes moléculas de azúcar que se encuentran en la leche humana, muy por encima de las alrededor de 50 que se pueden encontrar en la leche de vaca. Aunque aún no se conoce con precisión la labor de estos azúcares, se cree que una de sus funciones consiste en alimentar las bacterias que deben colonizar el intestino del bebé, que nace sin estos microorganismos que determinarán buena parte de su salud futura.

Todos estos beneficios para la salud del niño han hecho que la Organización Mundial de la Salud recomiende que el bebé se alimente del pecho de su madre durante sus primeros seis meses de vida, y después durante al menos un año más como complemento de la comida sólida. “A partir de ahí, si se quiere y se puede continuar, mejor”, apunta Nadia García Lara, responsable del banco regional de leche materna del Hospital 12 de octubre en Madrid.

Las leches maternas sintéticas han mejorado, pero no han logrado reproducir la complejidad de la original

“Desde el punto de vista científico, la superioridad de la lactancia materna es abrumadora, pero entre los 50 y los 90 hubo una fuerte influencia de la industria láctea, que promocionó las leches artificiales”, cuenta García Lara. “Otro tema es que, pese a todos los beneficios que conocemos, que se amplían cuando se prolonga la lactancia, la lactancia materna es muy difícil y requiere mucho apoyo por parte de la sociedad”, continúa. “Aunque se están mejorando las leches artificiales, y se logre sintetizar muchos de sus componentes, su valor se encuentra en la composición global, en la interacción de sus componentes, e incluso en la genética y la flora microbiana de la madre”, añade.

Pese a reflejar la acumulación de pruebas sobre los beneficios de la lactancia, el artículo de Hennet también llama la atención sobre algunos riesgos. Algunos contaminantes presentes en el ambiente se pueden acumular en el tejido del pecho de las mujeres y transmitirse a los niños. “Se han descrito correlaciones positivas entre algunos ftalatos [unos compuestos químicos empleados en plásticos y textiles] en la leche materna y niveles alterados de hormonas sexuales en bebés de tres meses”, indica Hennet. En opinión del investigador de la Universidad de Zurich, el trabajo de los científicos para controlar este riesgo consiste en identificar los contaminantes para eliminarlos en los procesos industriales y así del ambiente y de nuestros organismos.

Hennet concluye su trabajo reconociendo que, independientemente de las virtudes biológicas de la lactancia, no es una labor de los científicos decidir hasta cuándo debe una madre dar el pecho. Esas decisiones, afirma, "le corresponden a las familias".

Tomado de: http://elpais.com/elpais/2016/04/20/ciencia/1461107830_407893.html?rel=mas 

La lactancia materna, desde el punto de vista de un hombre

Después de promover durante décadas el amamantamiento, este experto explica por qué es un apasionado de la materia. "Ser varón no me descalifica en absoluto"


Tetada colectiva en San José (Costa Rica) por la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
Tetada colectiva en San José (Costa Rica) por la Semana Mundial de la Lactancia Materna. J. C. U.REUTERS

Nadie discutiría que la lactancia materna es un acto femenino por antonomasia. Sin embargo, algunos puede que se pregunten cómo un hombre puede ser tan apasionado y estar tan comprometido con el tema. En varias ocasiones he escrito acerca de la dimensión sociocultural de la lactancia sin identificar explícitamente la fuente de mi pasión y compromiso. En este texto voy a intentar aclarar esas razones.

Comenzaré con mis tres credenciales más importantes: soy mamífero desde mi nacimiento en 1944, padre desde 1974 y abuelo desde el año 2000. Ah, y cuando me retiré del empleo asalariado en 2004, había trabajado tres décadas en el área de la nutrición dentro de la salud pública internacional.
Viví mis dos primeras décadas en Estados Unidos y llegué a la mayoría de edad en un ambiente muy ambivalente hacia el placer. Esto coincidió con una tasa de iniciación a la lactancia de sólo el 25% para el período 1946-1950 (su punto más bajo en la historia fue del 22% en 1972). La desconfianza, e incluso el temor, hacia el cuerpo humano contrastaba con la obsesión mórbida por la sexualidad, frecuente en esa época, acompañada por varios niveles de negación, hipocresía y culpa.

Deberíamos ser capaces de hacer las cosas mejor, me dije. Fue la comunidad de campesinos agricultores en Camerún donde trabajé durante varios años en mi veintena la que me mostró cómo. Evocando su máxima pasada de moda de que los niños deben ser vistos y no oídos, no recuerdo haber escuchado a ningún niño llorar en esa época. Las madres cargaban rutinariamente a sus niños pequeños, elcontacto físico era continuo, y amamantar era tan común que pasaba desapercibido.

A esta formativa experiencia intercultural se sumaron otros factores, que incluyen mi persistente interés en la motivación humana; en las influencias culturales sobre el comportamiento de los diversos ambientes donde he vivido y trabajado (aparte de EE UU y Camerún, también Turquía, Haití y Suiza); en las implicaciones de actuar, o de no actuar de manera coherente con nuestra naturaleza; y en cómo la norma biológica universal para alimentar y criar a nuestros bebés ha sido moldeada de diversas maneras en cada sociedad.

Añadid mi curiosidad persistente, desde la adolescencia, acerca de cómo se define el "comportamiento anormal" en un contexto sociocultural dado; quién va a prisión y por cuánto tiempo (Estados Unidos tiene la tasa documentada de población en prisión más alta del mundo), y el abandono demasiado frecuente de la prevención del crimen en favor de encerrar a los criminales. Aunque se ha de interpretar con precaución, es instructivo comparar las tasas de lactancia y de población reclusa en un ambiente determinado.

"Mis credenciales: soy mamífero desde mi nacimiento en 1944 y padre desde 1974"

Hace años observé que los países con los índices más bajos de encarcelamiento tienen a menudo tasas altas de lactancia y viceversa. No estoy sugiriendo que la lactancia materna mantenga a las personas fuera de prisión, aunque las investigaciones sugieren que esto podría ser cierto de varias maneras significativas. Lo que estoy diciendo, sin embargo, es que la lactancia es una forma de medir cómo de efectiva es una sociedad criando, en un sentido amplio, a sus miembros más vulnerables.

Consideremos el impacto de la leche materna y de la lactancia en la cognición; en el funcionamiento educativo, mental, psicomotor y del comportamiento; en la disminución del riesgo de déficits neuropsicológicos; y en la puesta de cimientos para relaciones significativas. Los mamíferos han evolucionado durante 260 millones de años o algo así, y hoy día existen unas 5.400 especies, cada una con su leche única e inimitable. De hecho, los seres humanos tienen la leche materna más compleja de todos los mamíferos. No necesitamos ser científicos para concluir que no alcanzaremos nuestro potencial de desarrollo si no consumimos el primer y único alimento diseñado a medida para nosotros.

"Los bebés humanos nunca alcanzarán su potencial genético ingiriendo comida rápida pediátrica –me refiero a la leche de fórmula–"

La proteína principal de la leche humana, la alfa-lactoalbúmina, juega un rol esencial en la producción de lactosa al tiempo que protege el intestino del recién nacido de las enfermedades. El potencial terapéutico de la proteína se descubrió también en 1995, como un detonante para laautodestrucción de las células cancerígenas de un tumor. Esto fue seguido, en 2013, por el descubrimiento de que la misma proteína podía tener la clave para vencer lasinfecciones mortales de estafilococos contagiadas en los hospitales. Las células madre se detectaron por primera vez en 2007 en la leche humana. Hoy día, pueden ser dirigidas para convertirse en otro tipo de células corporales como las de los huesos, grasa, hígado o cerebro. Sólo recientemente hemos comenzado a entender que más de 200 de los complejos carbohidratos de la leche humana no están ahí para alimentar a los bebés. Su labor es alimentar a los miles de millones de microorganismos que constituyen una flora intestinal saludable y protegen contra las infecciones y enfermedades. Sumado a esto, otras moléculas en la leche materna ayudan a dar forma a las respuestas inmunológicas de un niño a lo largo de su vida, y promueven la tolerancia a microbios al mantenerlos en la flora intestinal y lejos del resto del cuerpo. Descubrimientos de este tipo dan una idea de todo lo que aún tenemos que aprender acerca de la leche humana –los científicos lo han llamado la medicina personalizada definitiva–, y de su impacto en el crecimiento y desarrollo del niño, y en la salud y bienestar del ser humano en general.
Así, como yo lo veo, ser un varón no me descalifica para adoptar una perspectiva a favor de la lactancia. Por el contrario, dado que la leche materna y dar de mamar son lo mejor para mujeres y niños, son inevitablemente lo mejor para los hombres también. Además, el apoyo de los hombres, y de los padres en particular, valida el tiempo y el esfuerzo que las mujeres invierten en dar el pecho, e incluso aumenta las expectativas de éxito.

Sin embargo, no hace falta ser padre para apreciar las múltiples recompensas de rodearnos de personas saludables, equilibradas e inteligentes que comienzan su camino en la vida siguiendo el plan de la madre naturaleza. Pero dejemos claras las implicaciones aquí:

"Elogiar los 'beneficios de la lactancia' tiene tanto sentido como publicitar los 'beneficios de caminar erguidos y usando nuestras dos piernas'. Ambos son características que definen al ser humano

Tomar el pecho no nos hace más inteligentes; más bien, no hacerlo tiene como consecuencia no alcanzar nuestro potencial intelectual. Los bebés humanos nunca alcanzarán su potencial genético ingiriendo unacomida rápida pediátrica –me refiero a la leche de fórmula– preparada con leche de una especie que no tiene nada que ver con la nuestra.

La lactancia materna no tiene beneficios, sino que no amamantar conlleva varios niveles de riesgo para la salud de madres e hijos. De hecho, elogiar los "beneficios de la lactancia" tiene tanto sentido como publicitar los "beneficios de caminar erguidos y usando nuestras dos piernas". Ambos son características que definen –ni más ni ciertamente menos- lo que significa ser humanos.

Y hablando de caminar erguidos, es poco probable que la promoción del ejercicio físico regular se interprete como un intento de humillar a aquellos que están confinados en una silla de ruedas. Y sin embargo algunos observadores se oponen a la promoción de la lactancia materna, alegando que su objetivo real es avergonzar a los que alimentan a sus bebés con leche de fórmula.

Tengamos en cuenta que las fórmulas lácteas fueron creadas originalmente para intervenir en caso de emergencia nutricional. Así, comercializar las leches de fórmula como algo adecuado para el consumo rutinario las priva de su únicoargumento legítimo, ser un producto que salva la vida de los niños que no tienen acceso a la leche humana.

¿Cuál sería el mundo ideal? Aquel en el que todas las personas, correctamente informadas, cuidadosas y comprensivas, no solo esperen que las madres alimenten a sus hijos con leche humana, sino que además den los pasos necesarios, como parte de un comportamiento normalizado, para asegurarse de que lo puedan hacer.

Por todas estas razones, mi conclusión es que la lactancia materna no es un asunto ni de mujeres ni de hombres. La lactancia materna es un asunto humano de importancia fundamental para todos.

James Akré es sociólogo de formación. Ha trabajado casi 30 años en Unicef y en la OMS en proyectos relacionados con la nutrición en el marco de la política sanitaria. Es fundador del Colectivo Internacional de Apoyo a la Lactancia Materna, y miembro del consejo editorial del International Breastfeeding Journal. Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la edición estadounidense de The Huffington Post.
Traducido por Hanny Ghazi (agradecimientos a la doctora Sofía Quintero Romero y a Jeanette Panchula (IBCLC) por su relectura y comentarios a esta traducción).

Tomado de: http://elpais.com/elpais/2016/08/04/mamas_papas/1470343436_078930.html?id_externo_rsoc=TW_CM 


lunes, 8 de agosto de 2016

Así es como Einstein educó a su hijo

Rescatamos de los escritos del científico las claves universales para formar sabios (que no sabelotodos)
Así es como Einstein
educó a su hijo

El 31 de diciembre de 1999, la revista Time escogió al personaje del siglo XX. El rostro que aparecía en la portada no era el de un deportista, ni el de un actor o estrella del rock, ni un líder pacifista tras dos guerras mundiales; pertenecía a un sabio. La persona más importante fue Albert Einstein.

La educación es lo que queda cuando uno olvida todo lo que aprendió en la escuela” Albert Einstein

La influencia del científico (1879 – 1955) va más allá de su célebre teoría de la relatividad, que cumple cien años. Alguien que acumuló tanta ciencia debió de decir muchas cosas en el campo del aprendizaje, y las dijo. Pasó buena parte de sus días contando su pasión por aprender en ensayos, cartas y conferencias, que dejaron un goteo de citas inspiradoras entre las que hemos buceado para aprender a aprender. Algo nada desdeñable, dado que el aprendizaje es imperecedero. “El estudio y, en general, la búsqueda de la verdad y la belleza, conforman un área donde podemos seguir siendo niños toda la vida”, reflexionó en uno de sus textos recogidos por Helen Dukas y Banesh Hoffmann en The Human Side. New Glimpses from his Archives (Princeton University Press, 1979).

Un planteamiento que salpica con frecuencia sus escritos es el rechazo del aprendizaje como imposición. Einstein estudió siete años en el colegio Luitpold Gymnasium de Múnich, donde se aplicaba el memorismo, basado en repetir hasta retener. Frustrado, lo abandonó antes de acabar. “La enseñanza”, escribiría años después, “debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo y no como una amarga obligación”, escribió en Mi visión del mundo (Tusquets, 1949).

Toca lo que te guste
En Notas autobiográficas (Alianza, 1949) describe el conflicto entre su método selectivo y las exigencias académicas: “Aprendí muy pronto a entresacar aquello que podía conducir a la entraña, prescindiendo de la multitud de cosas que atiborran la mente y la desvían de lo esencial. La pega era que para los exámenes había que embutirse todo ese material en la cabeza, quisieras o no (…). Es un grave error creer que la ilusión de mirar y buscar puede fomentarse a golpe de coacción y sentido del deber. Pienso que incluso a un animal de presa sano se le podría privar de su voracidad si se le obliga continuamente a comer cuando no tiene hambre”. Con ese resquemor, aconsejó a su hijo que tratara de encontrar placer en el aprendizaje, por encima de la rigidez del sistema. “Toca al piano principalmente lo que te guste, aunque la profesora no te lo asigne. Es la mejor manera de aprender, cuando estás haciendo algo con tal disfrute que no te das cuenta de que el tiempo pasa”, de la carta a su hijo Tete, recogida enPosterity: Letters of great americans to their children, de Dorie McCullough Dawson, 2008.

Para alcanzar la excelencia, anteponía la práctica a la teoría: “Las grandes personalidades no se forman con lo que se oye o se dice, sino mediante el trabajo y la actividad. Por consiguiente, el mejor método de educación ha sido siempre aquel en que se urge al discípulo a la realización de tareas concretas. Esto se aplica tanto a los primeros intentos de escribir del niño como a una tesis universitaria (...), a interpretar o traducir un texto, a resolver un problema de matemáticas o a la práctica de un deporte”, escribe en Mis creencias (1939). Precisamente usó el deporte como analogía para explicar la diferencia entre aprendizaje y educación: “Si un hombre joven ha entrenado sus músculos y su resistencia física haciendo gimnasia y caminando, más tarde estará preparado para cualquier trabajo físico. Esto es análogo a la mente (…). No estaba equivocado aquel que dijo: ‘La educación es lo que queda cuando uno ha olvidado todo lo que aprendió en la escuela”, en Sobre la educación, 1936.
Einstein abogaba por una enseñanza que favoreciese la individualidad como aporte a la colectividad. “Deberían cultivarse en los individuos cualidades para el bien común. Esto no significa que (...) se convierta en simple instrumento de la comunidad, como una abeja (...). El objetivo ha de ser formar individuos que actúen con independencia y que consideren su interés vital el servicio a la comunidad” (Mis creencias).

Sin embargo, ¿qué gana uno cultivándose para servir a los demás? ¿Fama, dinero…? En el mismo libro dice: “Tenemos que prevenirnos contra quienes predican a los jóvenes el éxito como objetivo de la vida. (…) El valor de un hombre debería juzgarse en función de lo que da y no de lo que recibe. La tarea decisiva de la enseñanza es despertar estas fuerzas psicológicas en el joven”. Predicó con el ejemplo.

FALLOS EN LA EDUCACIÓN

Así es como Einstein
educó a su hijo
El aprendizaje mecánico, en opinión de Einstein, crea autómatas y aborta el talento individual.
1. Crea sumisos: “Utiliza como fundamento el temor, la fuerza y la autoridad. Este tratamiento destruye los sentimientos sólidos, la sinceridad y la confianza del alumno en sí mismo. Crea un ser sumiso”.
2. Fomenta la fuerza: “No despierta la productividad porque no hacen surgir los poderes psicológicos del alumno, ya que para la institución es más fácil utilizar la fuerza y despertar la ambición individual”.
3. No es fecunda: “La escuela debe estimular la inclinación del niño por el juego y el deseo infantil de reconocimiento. Guiar al niño hacia dominios que sean beneficiosos para la sociedad. La educación se fundaría así en una actividad fecunda y de reconocimiento (...) y el maestro sería una especie de artista en su actividad”.