martes, 30 de diciembre de 2014

5 lecciones de PISA sobre la conveniencia de ampliar el acceso al preescolar

PISA

Cada 3 años hay un momento en el que, invariablemente, la discusión en los medios de comunicación se concentra en el tema educativo. Se trata de la publicación de los resultados de las pruebas PISA. Estas pruebas evalúan los conocimientos de matemáticas, lectura y ciencia de los jóvenes de 15 años en 65 países del mundo. En el año 2012 participaron 8 países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay.


Mucha de la atención que suscita la publicación de los resultados de PISA se centra en el ranking de países y sus cambios en el tiempo. No obstante, los resultados de PISA informan bastantes más discusiones que las de los rankings. Sabemos que la región ha invertido muchos recursos y esfuerzo en la última década en la expansión del acceso al preescolar.  Hace poco un grupo de colegas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un análisis sobre cómo se desempeñaron en PISA aquellos estudiantes que, de pequeños, habían asistido al preescolar. Esto fue lo que encontraron:
  1. Son muy pocos los jóvenes de 15 años participantes en PISA que nunca fueron al preescolar. Este dato por sí solo es sorprendente. El país donde el mayor porcentaje de jóvenes reporta no haber asistido al preescolar es Brasil (19%) y aquel con el porcentaje más bajo es Argentina (6%).
  2. Un gran número de los jóvenes participantes en PISA asistió al preescolar durante más de un año. En cuatro de los países que aplicaron las pruebas PISA, Argentina, México, Perú y Uruguay, el porcentaje de jóvenes que asistió al preescolar más de un año (70%) es cercano a los niveles de la OCDE. En Brasil y Costa Rica este porcentaje se encuentra próximo al 45% y en Chile y Colombia al 33%.
  3. Existen importantes gradientes socioeconómicos en el acceso al preescolar. Los mayores  gradientes se observan en Perú (30 puntos porcentuales entre pobres y ricos)  y los menores en Chile (20 puntos porcentuales de diferencia entre pobres y ricos). Aún en Chile, el gradiente socioeconómico es superior en 5 puntos porcentuales al observado en países de la OCDE.
  4. Las brechas de acceso urbano/rurales son menores  que las socioeconómicas. Colombia tiene la matrícula rural más baja: 70% de los alumnos de escuelas rurales que participó en PISA no reporta haber asistido al preescolar.
  5. A quienes asistieron al preescolar, les fue mejor en las pruebas PISA. Incluso después de controlar por su estatus socioeconómico, estas diferencias se mantienen. En matemáticas, los jóvenes que asistieron más de un año al preescolar alcanzaron resultados superiores en casi un año de escolaridad a aquellos que no lo hicieron. Es importante notar que estos resultados son asociaciones, es decir no es posible establecer que existe una relación causal entre asistencia a preescolar y resultados de PISA.
Estos resultados parecen muy favorables a los esfuerzos que despliega la región por ampliar el acceso al a la educación preescolar. Al mismo tiempo, sabemos que el desempeño relativo de los países de América Latina en PISA es peor que aquél de otros países de ingreso similar. En todas las materias, los países de la región se ubicaron en el tercio inferior del ranking.  En matemáticas, por ejemplo, Letonia y  Lituania (países con ingresos per cápita similares al chileno) se ubicaron en los puestos 28 y 37. Chile lo hizo en el 51. Vietnam, con un ingreso por persona inferior al peruano se situó en el puesto 14. Perú lo hizo en el 65. Esto nos recuerda que efectivamente, expandir cobertura del preescolar sin un énfasis continuo, sistémico y sostenible en su calidad, es un esfuerzo incompleto.

¿Qué otras características crees que requiere la educación preescolar para mejorar su calidad?

Tomado de:  http://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/2014/12/08/pisa/

¿Es verdad que tenemos sólo cinco sentidos?



Christian Jarrett BBC Future
29 diciembre 2014

Ojo
Una de las ideas que más prevalece es que tenemos cinco sentidos.

Con frecuencia hablamos de nuestros cinco sentidos como si fueran una verdad universal.

En realidad, sin embargo, son más de cinco –o menos– dependiendo de cómo examinemos la cuestión.
Algunos mitos sobre el cerebro, como la idea de que sólo utilizamos el 10% de nuestra materia gris, son muy conocidos.

Aparecen de vez en cuando, pero los expertos se encargan de derribarlos.

Otras falsas ideas sobreviven sin que nadie las señale. Una de ellas es la idea de que el cerebro humano utiliza cinco sentidos.

Esta creencia es tan generalizada que incluso las personas con conocimientos científicos la asumen como cierta.

Quizás esto se deba a sus nobles orígenes. El principio de la existencia de cinco sentidos básicos en el ser humano procede de Aristóteles, de una obra ("De Anima") en la que dedica un capítulo separado a cada uno de ellos: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.

Información
Pero no es tan sencillo. Definir los "sentidos" nos lleva por el resbaladizo camino de la filosofía.
Una definición algo vaga sería que un sentido humano es una forma única del cerebro para recibir información sobre el mundo y el propio cuerpo.
Si esto es así, entonces podemos afirmar con confianza que hay más de cinco sentidos.
Los sentidos muchas veces se mezclan. Por eso lo que vemos puede influir en cómo percibimos los sabores.
Considera, primero, los sentidos relacionados con la posición de nuestro cuerpo.
Cierra los ojos y tócate el hombro izquierdo con tu dedo índice. ¿Fácil? ¿Cómo lo hiciste?
De alguna forma sabías dónde estaba la punta de tu dedo y también dónde estaba tu hombro.
Este sentido se llama propiocepción y es la conciencia de dónde están situadas las partes de nuestro cuerpo.
La propiocepción es posible gracias a unos receptores en nuestros músculos conocidos como husos neuromusculares, que comunican al cerebro la longitud y la capcidad de estiramiento de los músculos.

Posición y gravedad
Ahora imagínate que tienes los ojos tapados y que alguien te empuja hacia delante despacio.
Inmediatamente tendrás una sensación de cómo cambia la posición de tu cuerpo en relación a la gravedad.
Esto sucede gracias al sistema vestibular, lleno de fluidos, que se encuentra en el interior de tu oído y nos permite mantener el equilibrio.
Aunque muevas la cabeza mientras lees, esto no cambia tu habilidad de leer y permanecer concentrado en las palabras. 
Este sistema también nos da la experiencia de la aceleración en el espacio y está conectado con los ojos.
Si mueves tu cabeza a los lados mientras lees, verás que esto no cambia tu habilidad de leer y permanecer concentrado en las palabras.
Esto ocurre porque el sistema vestibular cancela el efecto del movimiento.
Hay numerosos sentidos que nos aportan información sobre los estados internos de nuestro cuerpo.
Los más obvios son el hambre y la sed, el dolor interno y la necesidad de vaciar la vejiga o el intestino.
Otros sentidos menos conscientes son las señales sobre la presión sanguínea, los niveles de pH del fluido cerebroespinal, y muchos otros.

Un sentido por cada tipo de receptor
Algunos creen que deberíamos llevar la definición más lejos, de forma que los sentidos se definan por el tipo de receptores que tenemos: cada receptor indica un sentido distinto.
Si este fuera el caso, incluso sentidos muy conocidos se dividirían en distintas variedades.
Por ejemplo, si cerrases los ojos y alguien te sorprendiera con un cubito de hielo en tu espalda, experimentarías un shock de frío.
En nuestra piel tenemos sensores dedicados a registrar el dolor. 
Esta sensación sería distinta de la que tendrías si el cubito fuera de plástico, por ejemplo.
Junto con los sensores de temperatura, en nuestra piel tenemos también sensores dedicados a la presión mecánica, el dolor (nociperceptores) y el picor.
Si se usa la misma lógica, el gusto puede dividirse entre dulce, amargo, salado y agrio y "umami", que se activa por el glutamato monosódico y se asocia con el sabor a carne.
Separar lo sentidos de esta forma no parece lo más intuitivo, aunque se convierte en algo aún más absurdo si nos fijamos en el olfato: los humanos tenemos más de 1.000 receptores olfativos afinados para distintas moléculas odoríferas.
¿Habría que contar cada una como un sentido diferente?

Simplificación
En el otro extremo, podríamos restringir la definición a las categorías físicas de la información entrante.
Podemos simplificar los sentidos en solo tres: mecánicos (el tacto, el oído y la propiocepción); químicos (el gusto, el olfato y los sentidos internos); y la luz.
Otra forma de ver la cuestión es pensar en cómo se utiliza la información sensorial.
Algunos ciegos utilizan el método de ecolocación para evitar chocarse contra objetos. 
Un buen ejemplo es la capacidad humana de ecolocalización. La ecolocalización funciona si una persona emite un sonido al chasquear la lengua y escucha cómo rebota en el entorno inmediato.
En Estados Unidos existe incluso un equipo de científicos ciegos que utilizan la ecolocalización para practicar bicicleta de montaña.
Esta capacidad depende del sentido tradicional del oído, pero la experiencia perceptiva y funcional es más cercana al sentido de la vista.
No necesitas ser ciego para intentarlo, incluso las personas que conservan la vista pueden aprender a "ver en la oscuridad" utilizando la ecolocalizacion.
Por eso algunos lo consideran un sentido separado.

El mito de cinco 

No hay una única forma lógica de definir los sentidos.

Una vez que empiezas a pensar sobre todos los tipos de información que llegan al cerebro, quizás veas que desarrollas un nuevo sentido, la sensibilidad a algunas de las falsas creencias sobre la forma en que el cerebro experimenta el mundo

Puede que no sea muy útil hacer divisiones entre ellos, considerando que casi siempre funcionan a la vez: el color de la comida o el sonido en un restaurante pueden influir en el gusto, por ejemplo.
Entender estas relaciones es importante cuando se estudian condiciones como la sinestesia, y podrían ayudar a entender mejor la conciencia.
Pero se mire como se mire, cinco es un número bastante arbitrario, un "mito" sobre el cerebro.

Este artículo se basa en un capítulo del nuevo libro de Christian Jarrett, "Great Myths of the Brain" ("Grandes mitos sobre el cerebro").


lunes, 1 de diciembre de 2014

Mejor jugar con los nietos que el ‘brain training’



Un estudio niega la eficacia de videojuegos de ejercicio mental frente al deterioro cognitivo

Leer, mantener una vida social activa y el ejercicio físico aeróbico regular sí han demostrado mejorar la atención o el razonamiento

Jaime Prats Valencia 25 NOV 2014 - 10:16 CET16

 


Una persona mayor juega a la aplicación Brain training en la consola Nintendo DS. / JOAN SÁNCHEZ

Si está pensando en comprar una consola o suscribirse a una página web de ejercicios de entrenamiento mental (el llamado brain training) sepa que quizás le ayude a pasar las horas muertas en casa pero ni mejorarán sus capacidades cognitivas ni le ayudará a mantenerlas. Y ni hablar de prevenir demencias o el alzhéimer. Una revisión de medio centenar de estudios sobre la eficacia de estos videojuegos publicada el martes pasado en la revista PLOS Medicine no deja lugar a dudas: “Hay mejores formas de gastar el tiempo y el dinero”, sentencia Michael Valenzuela, el líder del grupo de la Universidad de Sidney que ha dirigido el trabajo, centrado en mayores de 60 años sanos. Los resultados son algo mejores cuando los ejercicios se desarrollan no como autoentrenamiento aislado, sino en un centro bajo la supervisión de especialistas.

Este trabajo se une a otros mensajes recientes también cargados de escepticismo. Hace un mes, 69 neurocientíficos y psicólogos cognitivos de primer orden redactaron una carta abierta censurando las estrategias publicitarias que, pese a la ausencia de evidencias científicas, exageran las virtudes de estos ejercicios de desarrollo mental: “Si una hora dedicada a ellos es tiempo que no dedica a ir de senderismo, aprender italiano, cocinar una nueva receta o jugar con sus nietos, probablemente no valga la pena”.

Uno de los ejemplos más conocidos de estos ejercicios es la serie de juegos Brain Training de la consola Nintendo DS, con más de 14 millones de unidades vendidas, en el que el doctor Kawashima reta a los usuarios a que se enfrenten a puzles y juegos de lógica. Tras la senda de Nintendo, que lanzó el producto en 2005, han ido otras empresas a través de distintas plataformas, como la potente Lumosity, con millones de clientes, o la española Unobrain, “el primer club online de brain fitness del mundo”, tal y como explica en su página web.

En todos estos casos, las compañías alimentan tesis similares: de la misma forma que el ejercicio físico desarrolla los músculos, el ejercicio mental potencia las capacidades cognitivas y genera una reserva que limita los daños del deterioro neuronal. De ahí el abuso de expresiones del tipo “gimnasio cerebral”, “entrenamiento activo del cerebro” o las referencias a un “entrenador personal”, que no suele ser más que la supervisión de un algortimo. Tampoco faltan alusiones a que los ejercicios se han diseñado por neurocientíficos o a estudios de universidades como aval de su eficacia.

La pregunta es: ¿son realmente útiles estos videojuegos en adultos sanos para prevenir el deterioro cognitivo? La respuesta, según el equipo de investigadores del Instituto de Investigación en Mente y Cerebro de la Universidad de Sidney, es un no rotundo. “El autoentrenamiento mental en casa no tiene efectos terapéuticos sobre la cognición”, concluye el metaanálisis (estudio de estudios) elaborado tras comparar 51 ensayos clínicos que incluyen resultados de 5.000 personas. El trabajo admite que estos videojuegos (entrenamiento cognitivo computerizado, en la jerga) pueden tener efectos positivos en algunas habilidades específicas (la memoria o la rapidez mental) siempre que se desarrollen en grupo bajo el control de expertos, aunque no mejoran las funciones ejecutivas complejas (planificación, resolución de problemas, organización, secuenciación) ni la memoria verbal. “Los productos comerciales destinados al uso en solitario simplemente no funcionan”, insiste el responsable del trabajo, Michael Valenzuela.


El autoentrenamiento mental en casa no tiene efectos terapéuticos sobre la cognición, concluye un metaanálisis de 50 estudios

Este trabajo se ha publicado poco después de que el Centro de Longevidad de la Universidad de Stanford y el Instituto para el Desarrollo Humano del Instituto Max Plank animara a 69 de los más destacados neurocientíficos y psicólogos a compartir sus puntos de vista sobre los videojuegos de ejercicio mental. El resultado es un documento de consenso publicado el pasado 20 de octubre en el que sostienen que, a partir del conocimiento actual, hay poca evidencia para afirmar que estos ejercicios potencien habilidades cognitivas complejas o que, en general, promuevan la salud cerebral. Puede que desarrollen aspectos muy concretos (como la rapidez mental, que ya apuntaba el trabajo australiano) pero no está claro que ello aporte ventajas a procesos cognitivos relevantes, como la planificación o el razonamiento, y que se traduzca en mejoras en las actividades cotidianas.

Subrayan, además, que ningún estudio ha demostrado que usar videojuegos de ejericio mental "cure o prevenga la enfermedad de Alzhéimer u otras formas de demencia".

Frente a estos juegos, los expertos recuerdan otras actividades que sí han mostrado ser beneficiosas. No solo intelectuales, como leer, o relacionales, como mantener una vida social activa. También el ejercicio físico aeróbico regular, que “aumenta el riego sanguíneo del cerebro y ayuda a formar nuevas conexiones vasculares y neuronales, por lo que mejora la atención o el razonamiento”.
“Objetamos los mensajes de que exista una base científica de que los juegos mentales sirven para reducir o revertir el deterioro cognitivo: no existen evidencias científicas para sostener esta tesis”, comentan los investigadores a modo de resumen. Y advierten sobre la publicidad de los productos: “Se lanzan mensajes exagerados y engañosos que explotan la ansiedad que los adultos mayores sufren por el miedo a perder facultades”.

Sí pueden mejorar aspectos muy concretos, como la rapidez mental

Marisa Fernández es la neuropsicóloga que ha desarrollado los juegos de la web Unobrain. Admite que la publicidad sea en ocasiones exagerada: “No podemos olvidar de que hablamos de un producto comercial”. Pero resta importancia a las conclusiones del trabajo australiano. “Estamos hablando de 50 estudios, y eso es muy poco”. Sostiene que al tratarse de una disciplina tan reciente, la comunidad investigadora no se encuentra ni siquiera en la fase de validación de estas técnicas, sino en una etapa previa, que consiste en la búsqueda de métodos que sirvan para evaluar la eficacia de los ejercicios. “Que con los estudios actuales no seamos capaces de observar determinadas ventajas no quiere decir que estas no se den, aún no hemos desarrollado la mejor forma de medir qué sucede”, relata. "Afirmar que el entrenamiento cognitivo no funciona es igual de arriesgado y ambicioso que afirmar que es capaz de mejorarlo todo". Y alude a trabajos como el de Julia Karbach, del departamento de Desarrollo y Cognición de la Universidad del Sarre (Alemania), para defender que es pronto para llegar a conclusiones firmes. 

Aún no hemos desarrollado las mejores herramientas para determinar la eficacia de la terapia con videojuegos. 

Marisa Fernández, neuropsicóloga de la compañía Unobrain

Una portavoz de Nintendo explica a este diario que la serie de juegos Brain Training se basan en ejercicios desarrollados "por el respetado neurocientífico doctor Kawashima que cree que el cerebro necesita ejercitarse del mismo modo que el cuerpo para mantenerse en forma". Y añade: "Nintendo no ha declarado en ningún momento que Brain Training y Más Brain Training estén científicamente probados para mejorar las funciones cognitivas".

El psicogeriatra Manuel Martín coincide con el meta análisis en la inutilidad de los ejercicios que se hacen en casa: "No funcionan sin valoración previa ni monitorización de la persona". Este miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental y coordinador del Grupo de Demencias de la Sociedad Española de Psiquiatría trabaja fundamentalmente con gente a quien la demencia ya ha comenzado a lesionar sus capacidades. En esta población, distinta a la que se dirigen los videojuegos de consumo masivo, sí hay evidencias de la eficacia de la estimulación cognitiva a través de ejercicios y talleres (repetir movimientos para vestirse, completar refranes). "Aunque no se consigue revertir la evolución de la enfermedad, se logra que avance más despacio y que el deterioro sea más lento", explica, "pese a que no funciona siempre ni al mismo ritmo".

En estos casos, el uso de videojuegos, generalmente con ordenador, es limitado. "La gente con 70 o 75 años en España no está acostumbrada a moverse en entornos informáticos y si tiene demencia, no está capacitada para aprender a manejar estos equipos. Además, los programas que existen son muy rígidos", señala. "Quizás en un futuro si se desarrollan aplicaciones de realidad virtual más amables podrían emplearse para tratar a estas personas, pero siempre con una adecuada supervisión, si no no serviría de nada".  

El negocio del miedo a la pérdida de memoria
La OMS calcula que cada 20 años se duplican los casos de demencia en el mundo y prevé que en 2050 se superarán los 125 millones de personas afectadas. La previsible epidemia de enfermedades neurodegenerativas que afectará a las envejecidas sociedades occidentales en los próximos años tiene a los neurólogos atemorizados.

Pero no solo a ellos, también inquieta a los adultos que rondan o superan los 60 años, potenciales pacientes de alzhéimer y del resto de demencias que, después de haber cuidado muchos de ellos a sus padres, harán lo que esté en su mano para prevenir la pérdida de capacidades cognitivas. El temor de millones de adultos mayores representa una atractiva oportunidad de negocio para el sector de la gimnasia mental (consolas, sesiones por ordenador, apps descargables) que ya se ha situado en el mercado y avanza con paso firme. En 2012 el negocio superó los 1.000 millones de dólares (807 millones de euros) de ingresos según la compañía Sharp Brains.


Tomado de: http://elpais.com/elpais/2014/11/21/ciencia/1416586048_477444.html