La Academia Aeronáutica Militar Pedro Traversari (AAMPETRA), se ubica al sur de la ciudad de Quito, fundada en el año 2002, es un colegio particular que realiza formación militar y lleva el nombre en honor al primer aviador ecuatoriano.
En septiembre de 2010, José Luis Negrete Arias, de 22 años de edad, ingresó a esta institución como profesor suplente de la tutora del sexto grado ¨C´ con 41 estudiantes de entre 9 y 11 años de edad. Se presentó como un tipo “buena gente”, preocupado por sus estudiantes, y se ganó su confianza.
Negrete solicitaba a sus estudiantes que redacten su autobiografía con detalles
de sus familias, trabajo de sus padres y su relación con ellos; posteriormente,
falsificando documentos institucionales, realizaba visitas a los hogares de las
niñas y niños para obtener más información.
El ¨sexto C¨ tenía el mismo profesor para todas las materias, excepto: Computación, Inglés y Educación Física, horas en las cuales Negrete permanecía vigilando en el aula.
Negrete inició ejerciendo violencia física, obligaba al grupo a enfrentarse a golpes o con pistolas de balines mientras dos niños vigilaban siempre por una rendija. Un día ordenó a cinco niñas que pasen al frente de la clase y se acuesten boca abajo, con las palmas de las manos extendidas, para que sus compañeros les pisen las manos y quien se negaba era golpeado. De igual manera, la niña o niño que se rehusaba a seguir sus órdenes era azotado con un cable, castigado con un palo o quemado con un mechero en zonas poco visibles de su cuerpo.
A finales de 2010, el
falso docente solicitó a las familias que coloquen cortinas en el único
ventanal del aula para proyectar videos de sus asignaturas.
Negrete les advirtió a los estudiantes que pertenecía a una pandilla,
expendía drogas y que estuvo involucrado en crímenes violentos, por lo que, ¨si
traicionan¨, y cuentan lo que les hace, "matará a sus familias e
incendiará sus casas".
La violencia era sistemática. Forzó a las y los estudiantes a desnudarse y a recrear escenas de las películas pornográficas que veían en clase. Nombró a una alumna "su novia", ella tenía 9 años y él 23, un día le ordenó que se desnude frente a sus compañeros de clase, y le rayó el cuerpo con un marcador rojo. Poco tiempo después violó a la estudiante.
Al inicio del nuevo
año escolar en septiembre de 2011, niñas y niños, Negrete seguiría siendo su
profesor y continuó con su rutina de golpes dejando moretones en los cuerpos.
El domingo 16 de octubre de 2011, durante un paseo familiar a una piscina,
una niña, avergonzada por los moretones, rompió en llanto y contó de los abusos
a su madre. Al día siguiente habló con el rector, Luis Naranjo Paredes, quien
desestimó la denuncia y afirmó que ¨si hubiera pasado se hubiesen dado
cuenta".
La familia realiza una valoración médica que confirma la violación sexual y llaman a una rueda de prensa en la Academia para el 18 de octubre de 2011, sin embargo, José Luis Negrete renuncia el día anterior y huye.
Negrete escapó de la justicia por cuatro años, fue capturado cerca de la institución educativa el 17 de septiembre de 2015, en su detención se encontró una colección de películas pornográficas camufladas en estuches sobre temas educativos.
En 2016, después de un largo y traumático proceso judicial, donde la defensa del agresor buscó cuestionar el pasado de las víctimas y desacreditarlas, calificando de ¨malcriada¨ a una de las estudiantes que denunció los abusos. Finalmente, José Luis Negrete Arias fue declarado culpable de abusar y agredir a los 41 estudiantes y de violar a una estudiante. Actualmente cumple 22 años de prisión en el Centro de Rehabilitación Social de Latacunga
En el proceso se conoció que al menos tres estudiantes denunciaron a Negrete en el Departamento de Consejería Estudiantil de la AAMPETRA, la psicóloga reunió a los alumnos con el profesor y les preguntó qué ocurría. Frente a él, todos callaron. Así, desestimó los relatos porque correspondían a la "edad del burro". Nunca escucharon a las víctimas.
Las evaluaciones psicológicas a las y los estudiantes señalan que padecen de ansiedad y angustia, algunas víctimas sufren de estrés postraumático, depresión y pánico. Ningún niño o niña quería regresar a la escuela. La investigación periodística de Sentimos Diverso[1] detalla que “Una de los 41 pintó su cuarto de negro, uno de los 41 no quería encender la luz, una de los 41 lloraba si pasaba cerca de la escuela, varios de los 41 intentaron suicidarse”.
Si quiere conocer más del caso AAMPETRA, mire
los siguientes videos. |
[1] http://sentimosdiverso.org/ee/violenciasexual/
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