Redacción
BBC Mundo. 10 julio 2016
"El primer
principio es que no te debes engañar a ti mismo, y tú eres la persona que más
fácilmente te engaña"
Richard
Feynman
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copyright Getty Images Image caption Richard Feynman bailando con su esposa
después de la ceremonia en la que recibió el Premio Nobel de Física.
"Tengo
un amigo que es artista y a veces expresa una opinión con la que no estoy de
acuerdo", dijo alguna vez el físico Richard Feyman.
"Toma
una flor y dice: 'Mira qué bonita es', y yo concuerdo", siguió contando el
científico galardonado con el premio Nobel de Física en 1965 por sus
contribuciones al desarrollo de la electrodinámica cuántica.
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copyright Thinkstock Image caption Hasta aquí, de acuerdo: la flor es bonita.
"Luego
dice: 'Como artista, yo puedo ver cuán bella es pero tú, como científico, lo
desarmas todo y le quitas la gracia'. Es entonces cuando pienso que se
descarriló".
Además de
su obra sobre la física, a Feyman se le recuerda por su entusiasmo y su don
para divulgar la ciencia, a pesar de lo profundamente especializado que era su
trabajo.
Este
relato que partió de un amigo y una flor muestra por qué a la gente le gustaba
escucharlo revelar las delicias de la ciencia.
"Para
empezar, la belleza que él ve está a la vista de todos, incluso la mía, creo yo.
Quizá yo no tenga su refinamiento estético, pero puedo apreciar la belleza de
una flor", explicaba.
"Pero
al mismo tiempo, yo veo mucho más en la flor de lo que él ve. Puedo imaginar
sus células y las complejas acciones que ocurren en su interior y que también
son bellas".
Lo que
quiero decir es que no sólo hay belleza en la dimensión que capta la vista,
sino que se puede ir más allá"
"También
los procesos, como el que los colores hayan evolucionado para atraer a los
insectos, lo que significa que los insectos pueden apreciar el color".
"Y
entonces surgen preguntas: ¿El sentido de la estética también lo tienen las
formas de vida de la naturaleza? ¿Por qué razón les resulta estético?".
"Toda
esa clase de cuestiones interesantes de la ciencia no hacen sino aumentar el
misterio y la maravilla de una flor. No entiendo cómo podría restárselo", concluyó.
De lo oscuro a lo claro
Con la
flor nos recordó cuán maravillosa es la ciencia. Sin embargo, ¿podremos
entenderla?
Esta, por
ejemplo, es la explicación que aparece en Wikipedia de uno de los diagramas que
hicieron famoso a Feynman desde que los introdujo en 1948.
En este
diagrama, un electrón y un positrón se aniquilan, produciendo un fotón que se
convierte en un par quark-antiquark, despues de lo cual el antiquark irradia un
gluón"
Clarísimo...
para el que sabe.
No
obstante, la gente le entendía cuando explicaba cómo funcionaba el mundo que
nos rodeaba y se entusiasmaba con su entusiasmo.
Así
explicó, en una ocasión, las humildes bandas elásticas.
"Las
bandas elásticas o de caucho tienen unas moléculas largas como cadenas y
retorcidas, y otras pequeñas".
"Cuando
estiras la banda, las cadenas se enderezan pero los átomos pequeños las
bombardean constantemente, tratando de que se vuelvan a encoger. Esa es la
razón de la resistencia a permanecer estiradas. Y ese bombardeo produce
calor".
"Para
comprobarlo, tira de una de las bandas elásticas que son más gruesas mientras
la tienes entre tus labios y sentirás que la temperatura aumenta, y déjala
volver a su tamaño inicial y verás que se enfría".
"Las
bandas elásticas siempre me han parecido fascinantes: piensa que mientras están
manteniendo un montón de papeles, esos átomos pequeños están perpetuamente
bombardeando a las grandes moléculas, año tras año".
El mundo
es un gigantesco revoltijo de cosas en movimiento. Es una suerte que no lo
veamos magnificado pues así no tenemos que preocuparnos por esos pequeños
átomos todo el tiempo"
Richard
Feynman
THINKSTOCK
La diferencia entre saber y saber
Muchos
sabemos que entre más erudita la persona, más claramente habla, y la técnica
que Feynman sugirió para aprender lo que quieras nos ayuda a hablar claramente
y es muy sencilla.
Empecemos
por definir dos clases de sabiduría: una se enfoca en saber el nombre de
algo y la otra, en saber algo.
La receta
para el aprendizaje que nos dejó Feynman se concentra en la segunda y se
implementa siguiendo cuatro pasos.
1. Escoge un concepto
Cualquiera.
Macroeconomía o economía doméstica, o cualquier cosa en el medio. Química o
culinaria, o primero una y luego la otra.
Anota el
tema.
2. Enséñalo
Escribe
todo lo que sabes sobre como si se lo estuvieras enseñando a un niño.
Aunque
parece absurdo, es un paso muy importante.
Asegúrate
de que de principio a fin estés utilizando el lenguaje más sencillo. Al
usar sólo las palabras más comunes evitas engañarte con la idea de que como
conoces el argot, entiendes de qué estás hablando.
Image copyright Thinkstock Image caption ¿De qué me estás hablando???
3. Retrocede
En el
paso 2 probablemente identificaste lagunas en tu conocimiento; cosas que
olvidaste o que no pudiste explicar.
Es en
este momento en el que realmente empiezas a aprender.
Vuelve a
la fuente y explora lo que te falta por entender.
Y, con
cada subtema, cuando creas que lo tienes claro, trata de plasmarlo en un papel
en términos que entendería ese niño al que le estabas enseñando.
Una vez
te sientas cómodo con todo lo que te confundía, vuelve a tu escrito original y
continúa.
4. Revisa y simplifica
Lee lo
que escribiste. Asegúrate una vez más de que no usaste el argot asociado con el
tema que te intriga.
Léelo en
voz alta.
Si la
explicación no es sencilla o suena confusa, tómalo como una indicación de que no
estás entendiendo algo.
Trata de
crear analogías, pues no sólo aclaran sino que te muestran que ya dominas el
tema.
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