Tomado de: https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2016/01/31/aprendizaje-y-desarrollo-infantil-sobre-estimulacion-vs-asombro/
Aprendizaje y desarrollo infantil: sobre-estimulación vs. asombro
31 enero, 2016
Existe en el niño un movimiento natural de proactividad para el conocimiento que, hoy en día, no solo subestimamos, sino que ignoramos y que cancelamos con bombardeos continuos de estímulos externos. El aprendizaje se origina desde dentro, y el mecanismo a través del cual deseamos conocer es el asombroCatherine L’Ecuyer
Ya en el siglo IV a.c. Platón decía que
“el asombro es el origen de la filosofía” y su discípulo Aristóteles
añadía que “la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar,
empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, así se
preguntaron por el origen del Universo”. El asombro es la puerta del
conocimiento, la admiración es la conciencia de no saber. Nos admiramos
cuando algo nos sorprende por extraño, por inesperado. Esa capacidad de
asombro está implícita en la inocencia de los niños, su capacidad de
fascinación y curiosidad son el motor del impulso innato de aprender. La
admiración y el asombro son elementos esenciales para descubrir el
mundo que nos rodea.
Los bebés aprenden de lo inesperado
Cuando mostramos a un niño algo
sorprendente conseguimos captar su atención ya que parece que los bebés
están programados para fijarse en lo inesperado y aprender cómo funciona
el entorno (Stahl y Feigenson, 2015). Estas investigadoras realizaron
un experimento con una muestra de 110 bebés de 11 meses. A un grupo le
presentaron un juguete desconcertante que atravesaba la pared, desafiaba
la gravedad o aparecía en un lugar inesperado, mientras que los bebés
de otro grupo observaban un juguete con un funcionamiento normal. A
continuación mostraron a todos los participantes un objeto nuevo: los
bebés que habían observado previamente un juguete con un comportamiento
predecible se entretuvieron con los dos por igual. Sin embargo, los
bebés que habían visto el juguete que se comportaba “extrañamente”,
prestaron más atención a éste ignorando el nuevo.
<iframe width="575" height="365" src="https://www.youtube.com/embed/p5XUyBqrB-I" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Estos resultados muestran que los bebés
de 11 meses se aburren con los objetos que se comportan de manera
predecible y prefieren centrar su atención en los que violan las
expectativas, pero además utilizan lo inesperado para diseñar sus
siguientes “experimentos”: cuando una pelota parecía atravesar la pared,
el bebé la golpeaba como pretendiendo comprobar si era un objeto
sólido. Para las autoras se trata de un conocimiento innato e indica que
los niños usan lo que ya saben sobre el mundo para generar
predicciones.
Parece que los bebés tienen conocimiento
causal del mundo y utilizan ese conocimiento para hacer predicciones,
para explicar el pasado y para imaginar mundos posibles. Los niños
tienen ideas cotidianas acerca de la psicología, la biología y la física
(Gopnik, 2010), por ello muestran asombro y curiosidad ante lo
inesperado.
Cuando algo nos sorprende y nos fascina
aprendemos de forma espontánea. Recientes investigaciones han demostrado
que la novedad mejora la memoria: los nuevos eventos estimulan el
hipocampo que compara la información nueva con la ya existente. La
información novedosa hace que se incrementen los niveles de dopamina, la
cual facilita el almacenamiento de nuevos recuerdos (Gruber et al,
2014).
De estas investigaciones se pueden
extraer tres conclusiones respecto a la curiosidad y los cambios en el
cerebro:Cuanto mayor es la curiosidad en una persona, mayor es su
capacidad para aprender cualquier tipo de información, incluso aquella
que no está relacionada con el objeto de su curiosidad.
1. Cuanto mayor es la curiosidad en una
persona, mayor es su capacidad para aprender cualquier tipo de
información, incluso aquella que no está relacionada con el objeto de su
curiosidad.
2. Cuando la curiosidad es estimulada, se
registra una mayor actividad cerebral en las áreas relacionadas con la
recompensa. La curiosidad es una motivación intrínseca que activa el
circuito de recompensa del cerebro de forma similar a la producida en
respuesta a motivadores extrínsecos.
3. La curiosidad aumentó la actividad en
el hipocampo, región que contribuye a la formación de nuevos recuerdos.
La curiosidad activa el sistema de recompensa y, la interacción entre
este sistema de recompensa y el hipocampo, parece poner al cerebro en un
estado en el que tiene más probabilidades de aprender y retener
información, incluso si esa información no es de especial interés.
La activación del circuito de recompensa cerebral junto con la
activación del hipocampo favorece el aprendizaje y la memoria. La
curiosidad inicial que lleva a un niño a buscar respuestas tiene un
efecto positivo en la motivación y el aprendizaje. Permitir que los
niños busquen esas respuestas libremente puede ayudar a que encuentren
otras respuestas que vayan más allá de su duda inicial.
Más efectos positivos del asombro
Sentir asombro puede ayudar a crear un vínculo con otras personas y hacer que actuemos con más generosidad,
según las conclusiones extraídas de de los estudios de un equipo de
investigadores de la Universidad de California (Piff et al., 2015). Los
experimentos revelaron que las inducciones al asombro aumentaron la toma
de decisiones de tipo ético, la generosidad y las conductas
pro-sociales.
En otro estudio realizado en la
Universidad de Stanford, los investigadores comprobaron que el
sentimiento de asombro cambiaba la percepción subjetiva del tiempo, reduciendo
su velocidad. Los participantes en el estudio percibían que tenían más
tiempo disponible y se mostraban más pacientes, menos materialistas y
más propensos a ayudar a otros (Rudd et al, 2012)
Del mismo modo, parece que sentir
emociones positivas como asombro, alegría o placer, puede favorecer el
sistema inmunitario. Eso es lo que pone de manifiesto un estudio de la
Universidad de Berkeley que postula que el asombro o fascinación sería
un potente predictor de niveles bajos de proteínas pro-inflamatorias,
las llamadas citoquinas (Stellar et al., 2015).
Todos estos hallazgos nos aportan más
argumentos para llevar el asombro a las aulas, acompañándolo de
situaciones alegres y placenteras para nuestros alumnos.
Consecuencias de la sobre-estimulación
Durante los primeros años de vida la
velocidad de producción de sinapsis es asombrosa por lo que la
sobre-estimulación, además de ser innecesaria, podría ser
contraproducente para el cerebro en desarrollo. Según estudios
realizados por el grupo de investigación en Neuroplasticidad y
Aprendizaje de la Universidad de Granada, coordinado por Milagros Gallo,
enseñar a los niños a realizar tareas demasiado complejas antes de que
su sistema esté preparado para llevarlas a cabo, puede producir
deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje. Este mismo
grupo de trabajo, en un experimento realizado con ratas, comprobó que
una estimulación temprana inadecuada puede generar estrés y bloqueo
(Manrique et al, 2005).
Cuando un niño se ve sometido a una sobrecarga estimular, sus
patrones de percepción y respuesta no se llegan a consolidar ya que se
ven interrumpidos por nuevos estímulos que luchan por captar su atención
antes de poder asimilar los anteriores. Esto tiene como consecuencia
que la capacidad de atención se extenúe y tenga cada vez mayores
dificultades para centrarse en algo, lo que el filósofo alemán Türcke ha
denominado “distracción concentrada”, de la que el TDAH sería tan solo un síntoma.http://www.dailymotion.com/video/xgxdes_sobreestimulacion-precoz-y-aprendizaje-milagros-gallo-ugr_school
Menos es más
Es muy frecuente observar, sobre todo en
las aulas de las primeras etapas, paredes llenas de posters, dibujos,
imágenes…en definitiva, paredes de las que resulta imposible adivinar en
qué color están pintadas, incluso llegando a límites tan absurdos como
poner abecedarios y números (en toda la gama cromática, a ser posible)
en aulas de niños de pocos meses ¿Podemos imaginar cómo se siente un
niño en ese ambiente en el que, desgraciadamente, pasa una gran parte de
su tiempo? No vamos a valorar las cuestiones estéticas (aunque también
nos parecen importantes en el entorno del niño) pero sí analizaremos las
repercusiones que esta “sobrecarga decorativa” parece tener para la
atención y el aprendizaje.
Recientemente se realizó un estudio con
una muestra de 24 niños de educación infantil (5 años) en el que fueron
asignados a dos grupos (n=12). Los investigadores transformaron el
laboratorio para simular un aula con una decoración excesiva y un aula
sin decoración (ver figura 1). Los resultados obtenidos muestran que los
alumnos que estaban en aulas más decoradas se mostraron más distraídos y
prestaron menos atención a la tarea encomendada que los niños que
estaban en aulas con menos objetos decorativos. Además se comprobó que,
aunque los niños aprendieron en los dos tipos de aulas, el aprendizaje
fue mayor en la que había menos decoración (Fisher et al., 2014).
También es frecuente encontrar en las
aulas de infantil multitud de juguetes electrónicos con estridentes y
repetitivos sonidos y luces multicolores que consiguen captar
automáticamente la atención del niño. Pero, además de entretenerlos
momentáneamente (afortunadamente pronto se dan cuenta de que resulta
monótono y aburrido e intentan buscarle otras “utilidades”) ¿qué
beneficios aportan a los pequeños estos juguetes electrónicos?
Un reciente estudio sugiere que los
juguetes que producen luces y sonidos, aun siendo más llamativos, se
asocian con un uso del lenguaje de menor calidad y menos amplitud de
vocabulario. (Sosa, 2015). Los investigadores seleccionaron 26 parejas
de padres y niños de entre 10 a 16 meses de edad y grabaron los sonidos
mientras jugaban en sus casas. Los participantes recibieron tres tipos
de juguetes: electrónicos (un ordenador para bebés, una granja con
sonidos y un teléfono móvil); tradicionales (rompecabezas de madera
maciza y bloques de caucho con fotos); y cinco libros de cartón con
animales de granja, formas o colores. En las grabaciones se observó que
los padres aportaban menos feedback oral a sus bebés (daban menos
respuestas y utilizaban menos palabras y giros conversacionales) cuando
jugaban con juguetes electrónicos y que los niños vocalizaban menos.
También se comprobó que el número de palabras utilizadas durante el
juego con elementos tradicionales era menor que cuando jugaban con
libros, conclusión que respalda los potenciales beneficios que aporta
leer a los niños muy pequeños.
Los juguetes electrónicos con luces y
sonidos son muy eficaces para llamar la atención de los niños mediante
la activación de su reflejo de orientación (Radesky y Christalis, 2015),
sin embargo, según los resultados del estudio de Sosa, parece que
además reducen la interacción verbal entre los adultos y los niños. Esta
interacción, además de contribuir al desarrollo del lenguaje favorece
habilidades sociales como el respeto por los turnos o la adquisición de
roles. No obstante, a pesar de que los resultados plantean una
importante línea de investigación, deben ser tomados con cierta cautela
por el tamaño limitado de la muestra y la similitud de los
participantes.
Reflexiones
Todos aprendemos de forma espontánea
cuando algo nos fascina, cuando ocurre algo diferente a lo esperado nos
sorprendemos y le dedicamos toda nuestra atención. Imaginemos un mundo
nuevo, completamente desconocido, donde todo está por explorar…eso
exactamente es lo que encuentran los bebés cuando llegan a este mundo
¿Vamos a negar a los niños el privilegio de descubrir un mundo nuevo
lleno de acontecimientos asombrosos solo porque nosotros ya lo conocemos
y sabemos qué es lo “mejor para ellos”? Permitamos que lo descubran y
que disfruten de la emoción del asombro, es su momento, su mente no está
contaminada por la experiencia y debemos dejar que todo siga su curso
natural, sin prisas, sin adelantar acontecimientos y sin forzar
aprendizajes que no les corresponden y para los que no están preparados,
recordemos que no se trata de una competición.
Cuando viajamos volvemos a esa
curiosidad de gran alcance de la infancia y descubrimos nuevas cosas
sobre nosotros mismos y los demás. Un buen viajero es el que está
abierto al azar, un adulto en un lugar extraño es como un bebé: todo es
más interesante
Alison Gopnik
Milagros Valiente
.
Referencias:
- Fisher A.V., Godwin K.E. & Seltman H. (2014): “Visual environment, attention allocation and learning in young children: when too much of a good thing may be bad”. Psychological Science 25(7), 1362–1370.
- Gopnik A. (2010). El filósofo entre pañales. Temas de hoy, Madrid
- Gruber M.J., Gelman B. D., & Ranganath C. (2014): “States of curiosity modulate hippocampus-dependent learning via the dopaminergic circuit”. Neuron 84(2), 486-96.
- L´Ecuyer C. (2013). Educar en el asombro. Plataforma Editorial, Barcelona.
- Manrique T., Molero A., Cándido A. & Gallo, M. (2005): “Early learning failure impairs adult learning in rats”. Developmental Psychobiology 46, 340-349.
- Piff P.K., Dietze P., Feinberg M., Stancato, D.M. & Keltner D. (2015): “Awe, the small self and prosocial behaviour”. Journal of Personality and Social Psychology 108(6), 883-899.
- Radesky J.S. & Christalis D.A. (2015): “Keeping children´s attention. The problem with bells and whistles”. JAMA Pediatrics Dec. 23, 1-2.
- Rudd M., Vohs K.D. & Aaker J. (2012): “Awe expands people´s perception of time, alters decision making and enhances well-being”. Psychological Science 23(10), 1130-1136.
- Sosa A.V. (2015): “Association of the type of toy used during play with the quantity and quality of parent-infant communication”. JAMA Pediatrics Dec. 23, 1-6.
- Stahl A.E. & Feigenson L. (2015): “Observing the unexpected enhances infants´ learning and exploration”. Science 348 (6230), 91-94.
- Stellar J.E., John-Henderson N., Anderson C.L., Gordon A.M., McNeil G.D. & Keltner D. (2015): “Positive affect and markers of inflammation: discrete positive emotions predict lower levels of inflammatory cytokines”. Emotion 15(2), 129-133.
No hay comentarios:
Publicar un comentario