Los nuevos experimentos en la enseñanza vislumbran
el fin de las clases magistrales. Una de las tendencias es la neurodidáctica
Ana Torres Menárguez
Madrid 18 JUL 2016
En el año
2010 un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Techonolgy
(MIT), en Boston, colocaron a un universitario de 19 años
un sensor electrodérmico en la muñeca para medir la actividad eléctrica de su
cerebro las 24 horas durante siete días. El experimento arrojó un
resultado inesperado: la actividad cerebral del estudiante cuando atendía en
una clase magistral era la misma que cuando veía la televisión; prácticamente
nula. Los científicos pudieron probar así que el modelo pedagógico basado en un
alumno como receptor pasivo no funciona.
Álvaro García
“El
cerebro necesita emocionarse para aprender”, explica José Ramón Gamo,
neuropsicólogo infantil y director del Máster en Neurodidáctica de
la Universidad
Rey Juan Carlos. En el último lustro, en España han aparecido
diferentes corrientes que quieren transformar el modelo educativo y una de
ellas es la neurodidáctica. No es una metodología, sino un conjunto de
conocimientos que está aportando la investigación científica en el campo de la
neurociencia y su relación con los procesos de aprendizaje. “Antes solo se
podía observar el comportamiento de los alumnos, pero ahora gracias a las
máquinas de neuroimagen podemos ver la actividad cerebral mientras realizan
tareas”, añade Gamo. Esa información sirve a los profesores y pedagogos para
decidir qué métodos son los más eficaces.
Gamo, que
estudia las dificultades de aprendizaje de personas con dislexia o TDAH desde hace más de 20
años, observó que en la mayoría de los casos esos problemas no estaban
relacionados con esos síndromes, sino con la metodología escolar. Él y su
equipo identificaron que el 50% del tiempo de las clases de primaria en España
se basan en transmitir información a los estudiantes de forma verbal, algo que
en secundaria sucede el 60% del tiempo y en bachillerato casi el 80%.
“Indagamos sobre lo que estaba sucediendo en las aulas y queríamos saber qué
decía la ciencia al respecto, si ese método estaba justificado”.
Basándose
en diferentes investigaciones científicas y en las suyas propias, concluyeron
que para la adquisición de información novedosa el cerebro tiende a procesar
los datos desde el hemisferio derecho -más relacionado con la intuición, la
creatividad y las imágenes-. “En esos casos el procesamiento lingüístico no es
el protagonista, lo que quiere decir que la charla no funciona. Los gestos
faciales, corporales y el contexto desempeñan un papel muy importante. Otra
muestra de la ineficacia de la clase magistral”, explica
Gamo.
Por ello,
la neurodidáctica propone un cambio en la metodología de enseñanza para
sustituir las clases magistrales por soportes visuales como mapas conceptuales
o vídeos con diferentes apoyos informativos como gráficos interactivos que
requieran la participación del alumno. Otra de las apuestas es el trabajo
colaborativo. “El cerebro es un órgano social que aprende haciendo cosas con
otras personas”, añade.
En los
últimos cinco años, Gamo ha formado en neurodidáctica a docentes de una
treintena de colegios públicos en diferentes comunidades autónomas. El
principal problema, en su opinión, es que las escuelas no están tomando la
decisión sobre hacia dónde quieren innovar, a lo que se suma que nadie les
acompaña en la implementación de las nuevas metodologías. “La direcciones de
los centros están enrocadas en los métodos tradicionales basados en clases
magistrales, memorización y exámenes escritos”.
En ese
escenario conviven cientos de profesores y entre ellos hay quienes no se
conforman con lo establecido. Chema Lázaro, de 34 años, da clase a alumnos de
sexto de primaria en un colegio concertado de Moralzarzal y desde hace dos años
y medio aplica la neurodidáctica en el aula. “Mis alumnos siempre me decían que
yo molaba mucho, pero que mis clases eran una porquería”, cuenta. Empezó a
investigar sobre metodologías alternativas y creó el blog Pizarras
abiertas, que en 2013 le valió el premio nacional sobre las TIC
en el aula del Ministerio de Educación.
Lázaro buscaba una base científica que apoyase su apuesta: hacer que sus
estudiantes aprendiesen para toda la vida sin memorizar.
El 50% del tiempo de las clases de primaria en
España se destina a que hable el profesor. En bachillerato es casi el 80%
“Mi
método respeta el proceso por el que el cerebro aprende: primero va la
motivación, luego la atención y por último la memoria. En ese orden”. Para
explicar el antiguo Egipto intenta captar el vínculo emocional de los chavales.
A través de su canal de YouTube les plantea jeroglíficos en
vídeos con formato de tráiler cinematográfico. “Con ese material se motivan y
así tengo alumnos atentos”, continúa. Utiliza la gamificación y las capitales se
aprenden ganando puntos en la plataforma Kahoot. Para ver las
pirámides, vista desde un dron o Google Earth.
Una de
las plataformas de educación online basada en la neurodidáctica es Neurok.
El director de la compañía, Agustín Cuenca, empezó a explorar el mundo
educativo hace 10 años, cuando a su hijo de cinco años le diagnosticaron
hiperactividad. “Partimos de que la formación online no funciona, solo
un 10% de los que se apuntan a un MOOC
-cursos online masivos y gratuitos- lo termina”. En una plataforma tradicional
se encuentran contenidos, mientras que en Neurok hay debates.
Cuenca y
un equipo de 10 pedagogos y profesores de universidad y primaria han aplicado
los formatos de Twitter y Facebook a la educación. “Antes siempre sabías a quién pedir
los apuntes. Ahora decides a quien seguir en esta red social en la que todos
los alumnos comparten contenidos y debaten sobre diferentes temas. El profesor
hace de guía y aporta criterio sobre qué contenidos son de calidad”, explica
Cuenca. Lo más difícil de este modelo de aprendizaje, reconoce este
informático, es la participación. El sistema cuenta con hashtags,
menciones o notificaciones en el móvil, entre otros servicios. La idea de
Neurok es ser utilizada como una plataforma de apoyo a las clases presenciales
o directamente como el esqueleto de un curso online.
Eso es lo
que sucede con el Máster en Neurodidáctica de la Rey Juan Carlos, un curso blended
en el que el 80% del contenido se imparte en la red. Hasta ahora, también han
usado Neurok en la UNED y en la Universidad
de Extremadura, con la que están colaborando en una investigación
para medir la calidad de los contenidos compartidos por los alumnos y su nivel
de interacción en la plataforma.
Tomado de:
http://economia.elpais.com/economia/2016/07/17/actualidad/1468776267_359871.html
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